Chile continental en 18 días

Chile ha sido el primer país de la vuelta al mundo que comenzamos el 12 de marzo de 2025, fecha en la que salimos de casa.

Resumen de noches en cada lugar: 1 en Santiago, 2 en Punta Arenas, 3 en Puerto Natales, 1 en Punta Arenas, 5 en Coyhaique, 6 en Puerto Varas, noche en autobús de vuelta a Santiago, 1 en Santiago, 7 en Hanga Roa (Rapa Nui), noche en camino hacia Calama, 4 en San Pedro de Atacama y 1 en Calama. 26 noches en la parte continental de Chile y 7 en Isla de Pascua. No son necesarios tantos días, pero nosotros no estábamos de vacaciones sino viajando lento. Estimamos que con 18 días en la parte continental son suficientes y 4 en Isla de Pascua, quizás apurando mucho con 20 noches se podría hacer todo, sin contar las noches en vuelo. O eliminando lugares que os parezcan menos interesantes.

Llegamos a la capital, Santiago, un magnífico día de verano. Aquí solo hicimos una noche para descansar antes de tomar el vuelo hacia el sur del país. Nos alojamos en el barrio Las Condes, una zona tranquila de la capital, en Sunset-Aparts, bien situados, además tienen cuarto de lavadoras con monedas en el ático del edificio. Fuimos al barrio Pueblito Los Dominicos a ver su mercadillo con casitas de colores y comimos en el restaurante Antulicán. Probamos el Pastel de Choclo, típico de allí, y la Chorrillana.

Por la tarde estuvimos con un amigo chileno que nos llevó a el MUT (Mercado Urbano Tobalaba), un edificio espectacular que fusiona en el mismo entorno tiendas, lugares de ocio, oficinas y biblioteca en torno a un gran patio arbolado con música en directo, un cine y una estación de metro integrada. Para que os hagáis una idea de la magnitud, tiene 9 sótanos de aparcamiento. Las vistas desde su terraza son espectaculares.

Puntualizar que, tanto antes de nuestra llegada como después, varios chilenos nos habían advertido de la inseguridad en la zona de la capital, Valparaíso y Viña del Mar. Nos insistieron bastante en que, si no íbamos con un tour organizado o una persona local con vehículo, ni se nos ocurriera ir. El motivo es la creciente inmigración de personas provenientes de Venezuela escapando del régimen dictatorial y su falta de recursos. Como llegan ilegales y no están fichados, si no los pillan, andan delinquiendo de la peor manera posible. Han llegado a disparar y matar a una persona por robarle el iPhone. Todo ello nos disuadió y decidimos no ir.

A pesar de las advertencias, nos atrevimos a ir en metro al centro de Santiago a visitar la Plaza de Armas y la del Palacio de la Moneda dejando todas nuestras pertenencias a buen recaudo en el alojamiento. Al menos, si nos daban un susto, no nos quitarían ni pasaporte ni tarjetas ni dinero.Así que fuimos con lo justo y no nos pasó nada, de hecho vimos policías armados hasta los dientes, eso sí, era de día.

Volamos de Santiago a Punta Arenas y la suerte quiso regalarnos ver el monte Fitz Roy o Cerro Chaltén desde el avión. Es una montaña de 3.405 metros ubicada al este del campo de hielo Patagónico Sur en la frontera entre Argentina y Chile.

Punta Arenas tiene 200.000 habitantes. En verano la temperatura máxima son 23 grados y en invierno la más baja -15, pero no es lo habitual porque el mar la regula. Es una población de casas bajas, apenas hay edificios altos. Nos llamaron la atención los grandes ventanales de las viviendas porque por la noche, con las luces encendidas, prácticamente ves el interior de las casas al completo, sin ninguna intimidad.

Aquí nos alojamos fuera de la ciudad en casa de un amigo en un lugar precioso, privilegiado, con vistas al Estrecho de Magallanes y Tierra de Fuego.

La ciudad de Punta Arenas es una cuadrícula inmensa. Recorrimos el centro; la Plaza Muñoz Gamero donde está el monumento a Hernando de Magallanes; el Mirador Cerro de la Cruz con unas vistas impresionantes de la ciudad y el mar; merece la pena pasear por la Costanera (paseo marítimo) donde encontraréis las letras de la ciudad para haceros una foto; el monumento al Piloto Pardo que rescató a 22 naúfragos de la embarcación Endurance a cargo de Shackleton (explorador inglés), que quedó atrapada en el hielo de la Antártida en 1916; y el monumento a la Tripulación Goleta Ancud que conmemora la reivindicación de Chile sobre el Estrecho de Magallanes. Es curioso el monumento al Ovejero, dedicado a los trabajadores ovejeros de la Patagonia. También coincidimos con la visita del buque escuela español Juan Sebastián Elcano en el que iba la princesa Leonor. Por cierto, aprovechad a comer pescado, marisco o un buen ceviche que los hacen muy ricos.

Tomando un autobús desde Punta Arenas se llega en aproximadamente en 3 horas a Puerto Natales. Es una población mucho más pequeña (25.000 habitantes) que se puede recorrer a pie tranquilamente. Desde aquí parten las excursiones al Parque Nacional de Las Torres del Paine. También se pueden hacer desde Punta Arenas pero salen de allí a las 4:30h de la mañana.

Aunque no hacen falta pasar tres noches aquí, como el clima es adverso, lo hicimos para tener más oportunidades de ir al Parque Nacional. Así se puede elegir el día según el tiempo que vaya a hacer.

Civitatis

En Puerto Natales no hay edificios altos, son casitas de una altura de estilo sureño, dispone de muchos alojamientos turísticos y la mayor parte de sus visitantes vienen para ir al Parque Nacional de las Torres del Paine, conocido por sus macizos gigantes de granito moldeados por hielo glacial.

Callejeando Puerto Natales se llega al borde del agua del Canal Señoret. Las dos figuras flotando en el aire, del escultor Romagnoli, componen el Monumento al Viento (año 2012), esta es una ciudad de vendavales. Seguimos el paseo marítimo y vemos las esculturas de Alberto de Agostini (científico, explorador, evangelizador y salesiano). Más adelante encontramos el Muelle Histórico Braun & Blanchard con sus palos de madera que sostenían el muelle. Algunos parecen perfiles de personas emergiendo del mar, el ambiente es mágico con la luz de la tarde. Continuamos hacia la Plaza de Armas que, ya de noche, parece un pueblo del oeste o como el de la serie «Doctor en Alaska».

Al día siguiente visitamos el mercado artesanal Etherh Aike, el Monumento al Milodón en la entrada del pueblo (es un mamífero extinto hace diez mil años que habitó en Tierra del Fuego y fue encontrado en una cueva natural) y las letras de Puerto Natales. El original monumento de la Mano que emerge del suelo, de Juan Andrade de 1993 (es una réplica de la escultura de la Mano del Desierto, del mismo artista, que se encuentra en el Desierto de Atacama). También veréis el Muelle Índigo, es una pasarela de madera que se adentra unos metros sobre el mar.

Para cenar podéis probar un «completo», plato típico chileno, similar al hot-dog pero con algunos ingredientes distintos como el aguacate. El más típico es el italiano que también lleva tomate y de perfil se ven los colores de la bandera de Italia, de ahí el nombre.

Contratamos la excursión al Parque Nacional Torres del Paine y a la Cueva del Milodón con Civitatis, os dejamos nuestro enlace. Después de comparar varias opciones y precios, incluida la de alquilar coche, esta es la mejor porque te llevan a todos los puntos de interés, te recogen y devuelven tu alojamiento.

Se pueden elegir diferentes excursiones, algunas haciendo trekking. Nosotros no íbamos a hacerlo porque las temperatura eran muy bajas y preferimos contratar la excursión que, después de haberla hecho, la repetiríamos porque te lleva a los puntos más interesantes, incluyendo los miradores para tomar la foto de las Torres del Paine. Las entradas no están incluidas en la excursión y además Chile cobra diferente tarifa a los nacionales que a los extranjeros (la diferencia es notable y así es en todo el país para acceder a parques, museos y monumentos). Entrada al Parque para extranjeros: 32,50€ por persona. Entrada a la Cueva del Milodón: 11€ por persona.

Saily

Parque Nacional de las Torres del Paine. Se recorren dos miradores antes de entrar al Parque Nacional porque las Torres del Paine se ven mejor desde ellos. En el de la Laguna Amarga se hacen las primeras fotos y luego en el Mirador del Lago Nordenskjol se observa la Cordillera Paine desde una perspectiva distinta y más cercana. Desde aquí se ven los Cuernos del Paine y la montaña más alta de la región: Paine Grande, que alcanza los 3.050 metros de altura.

Después de los miradores, se entra al Parque Nacional, un impresionante paraje natural repleto de bonitos lagos glaciares de agua cristalina. Está declarada como la octava maravilla del mundo. Recorrido de la excursión:

  • El Salto Grande: una espectacular cascada que vierte sus aguas en el Lago Pehoé.
  • Lago Pehoé: Aquí se vierten las aguas del Salto Grande. Parece un paisaje suizo. National Geographic, en su clasificación de miradores naturales del mundo, lo situó en décimo lugar. Bien merecido.
  • Lago Grey: es un precioso lago glaciar ubicado a los pies del cerro Paine Grande. Paseamos por la ribera del lago y alcanzamos un punto desde el que disfrutamos de unas vistas espectaculares del glaciar.
  • De camino pasamos por el Lago Toro, el más grande de la región con más de 200 km2.
  • Cueva del Milodón: de 30 metros de altura, en la que se encuentran restos fósiles de estas fascinantes criaturas que habitaron la tierra hace millones de años. Este mamífero llegaba a medir 3 metros de alto. Convivieron con los dinosaurios y posteriormente con el hombre.

Al día siguiente regresamos a Punta Arenas en el autobús de línea para tomar un vuelo al aeropuerto de Balmaceda y alojarnos en Coyhaique como centro de operaciones de esa zona.

Llegamos al aeropuerto de Balmaceda y tomamos un taxi colectivo a Coyhaique. El cobro de la tarifa es por persona, no por vehículo, pero sale mejor que tomar un taxi privado. Los precios son fijos y todas las empresas cobran la misma tarifa.

Coyhaique es una ciudad de 62.000 habitantes que ocupa una extensión de 7.290 km2. Comparando, Zaragoza ocupa una extensión de 973 km2. Las distancias aquí son largas. Nos alojamos en un Airbnb con baño compartido.

Fuimos al centro a dar una vuelta hasta la Plaza de Armas que nos recordó a los pueblos del Pirineo.

Logo Exact Change

Cajeros: solo están abiertos en el horario de apertura de la oficina bancaria, por lo que no solo cierran por la tarde sino también todo el fin de semana. Tenedlo en cuenta para no quedaros sin efectivo. El cajero que no cobra comisión, al menos con Revolut, es el de Scotiabank.

Alquilamos un coche tres días para recorrer la zona a nuestro aire. Lo hicimos con la empresa Econorent que tenía una promoción de fin de semana. Alquilando el coche dos días, el tercero es gratis. Precio: 132€ con el seguro más alto que hay aquí que nada tiene que ver con el sistema europeo. Aquí se pagan 5€ al año por persona para cubrir los daños personales en caso de accidente. Sin embargo, el seguro del vehículo, en caso de siniestro total, habría que pagar 1.300€. La asistencia en viaje solo está incluida por fallo técnico del coche. Si es por un reventón de rueda o una piedra que raje el cristal, no. En ese caso, aparte de pagar la rueda o la luna, tendríamos que pagar la asistencia en viaje si la solicitamos.

Bosque del cóndor: está ubicado a 13 kms del centro de la ciudad. No cobran entrada y tiene varios recorridos para bicicleta de montaña y dos para hacer caminando. Nosotros hicimos el Camino Lengas. Se puede hacer entero hasta la cumbre, donde contemplar unas vistas espectaculares y con suerte ver cóndores volando por la mañana, o simplemente llegar hasta la Plaza de las Nodrizas que es donde llegamos nosotros. Empezamos tarde a caminar y ya hacía bastante calor.

Parque Nacional de Queulat: Hay que tomar la carretera Austral y son 4 horas de viaje para ir y lo mismo para volver por lo que recomendamos reservar un día completo para esta excursión. De camino uno de los neumáticos perdía presión y tuvimos que parar en un pueblo. Por si os ocurre lo mismo, tenéis que buscar la «gomería» para solucionarlo.

La entrada al parque cuesta 11€ por persona, a los chilenos la mitad. El gran atractivo es el Ventisquero Colgante, un glaciar en alto que, cuando se derrite el agua, cae formando una enorme cascada de gran altura que conforma la Laguna Témpanos, navegable, y en su bajada se convierte en un río de alta montaña. Es un verdadero espectáculo. Lo han organizado en diferentes senderos que terminan en miradores desde los que tomar fotos. En el de la laguna además hay posibilidad de alquilar una barca que te acerca hasta casi el pie de la cascada. El sendero 1, el que más se aproxima, está cerrado casi todo el año 2025 porque lo están reacondicionando. Mantienen abiertos el resto. Fue una pena no poder recorrerlo porque el 1 es el mejor, pero hicimos el resto.

La planta de hojas gigantes que encontraréis en el Parque se llama Nalca, crece en el sur de Chile y tiene usos medicinales y gran valor nutricional.

De regreso a Coyhaique fuimos parando en otras dos cascadas: Salto Padre García y Salto el Cóndor. Y en los miradores: Los Cisnes y Laguna de las Torres.

Capillas de Mármol. Os recomendamos reservar un día entero para esta excursión porque son 223 kms que de distancia a recorrer en 4 horas y la mitad del camino es de ripio (sin asfaltar). En el sur de Chile no hay autovías ni autopistas y algunas carreteras, como la Austral, no están asfaltadas en su totalidad. Ello hace que sea obligatorio llevar las luces del coche permanentemente.

Las Capillas de Mármol se ubican en la ribera oeste del lago General Carrera, el segundo más grande de América del Sur. A lo largo de los años, las aguas del lago han erosionado las rocas creando estas formaciones que incluyen cavernas e islotes. También son conocidas como Catedral de Mármol, Capillas de Mármol o Cavernas de Mármol. En 1994 fueron nombradas Santuario de la Naturaleza. Son formaciones de piedra caliza que fueron esculpidas a lo largo de milenios por el viento y el lago y destacan por sus originales columnas y el azul intenso de sus aguas.

Para verlas es necesario tomar una embarcación que también puede recorrer las Capillas por el interior. Nosotros contratamos la excursión con Adventure Travel nada más llegar. Nos habían dicho que costaba 25€ pero la chica nos decía 30€. Le dije que nos habían informado de bastante menos y entonces, como le faltaban dos personas para completar el grupo de una embarcación, nos lo dejó en 20€ por cabeza. Merecen mucho la pena, no habíamos visto nada igual. La guía del barco nos dijo que hace miles de años el lago era de agua glacial y, conforme se fue derritiendo, iba erosionando las rocas y creando estas formaciones. Además, tuvimos la oportunidad de ver un cóndor en su nido, a 10 metros por encima de nosotros.

Mirador Cerro del Castillo. Parada obligatoria en la carretera Austral que tiene unos rincones de postal. Habitualmente aquí se para a la ida hacia las Capillas de Mármol porque por la mañana es más fácil ver cóndores, pero nosotros lo hicimos a la vuelta y disfrutamos de una maravillosa puesta de sol con unas vistas de película.

Otras excursiones que podéis hacer desde Coyhaique:

Reserva del río Simpson: Sendero que comienza con un puente colgante y recorre la orilla del río Simpson. Nosotros fuimos un lunes y, como es el día de descanso semanal, no tuvimos que pagar entrada pero el acceso no estaba cerrado por lo que pudimos recorrerlo.

Encontraréis una capilla dedicada a San Sebastián a pie de carretera. En Chile hay mucho fervor por este santo y la gente toca el claxon al pasar a la altura de esta parada.

También en esta ruta a pie de carretera está la Cascada La Virgen Inmaculada Concepción.

Un poco más adelante nos acercamos a los puentes «Pasarela Torreones 1 y 2» que se pueden cruzar en vehículo. El entorno invita a un paseo.

Puerto Aysén se encuentra a orillas del río Aysén, 3 km al interior del fiordo de Aysén y es la segunda ciudad en importancia después de Coyhaique. También nos recordó a las poblaciones del Lejano Oeste o la de la serie «Doctor en Alaska». Son calles en cuadrícula y cada casa es distinta, cada uno se la hace a su gusto. No son de hormigón ni cemento sino de madera.

Comimos en el restaurante Munich por 24€, un menú y un plato de salmón a lo pobre que de pobre solo tiene el nombre. Os lo recomendamos.

A pocos kilómetros se sitúa la Bahía Acantilada que es la playa de Puerto Aysén. Es un entorno precioso aunque la temperatura no acompañaba para un baño.

El día de nuestra partida tuvimos tiempo de visitar el Museo Regional de Aysén en Coyhaique que se terminó a principios de 2019. Solo el edificio ya merece la pena y también las vistas pues está situado en un entorno privilegiado. Dejamos aquí el enlace con todas las explicaciones. De allí nos fuimos a la Terminal de Autobuses de Coyhaique a tomar el del aeropuerto de Balmaceda en vez de los taxis colectivos que cogimos al llegar. Tardan más tiempo pero son más baratos.

Desde Coyhaique volamos a Puerto Montt. Nuestro siguiente destino como centro de operaciones fue Puerto Varas. Nos alojamos en un Airbnb algo alejado de la ciudad, en un entorno tranquilo en el campo, el lugar se llama Condominio Maullin de Puerto Varas. Hasta aquí no llegaban los autobuses urbanos. La familia nos avisaba cuando iba o volvía del centro y también había Uber.

Ubicada en la ribera del Lago Llanquihue, Puerto Varas es considerada una de las ciudades más bellas de Chile. Se nota su influencia alemana, cuyos colonos la fundaron a mediados del siglo XIX. En 2024 había censados 51.000 habitantes. Aquí estuvimos seis noches. Evidentemente no hacen falta tantos días, pero queríamos disfrutar tranquilamente del entorno del lago.

Después de dejar la ropa en una lavandería nos acercamos a la oficina de turismo. Os recomendamos ir porque el señor tenía muchas ganas de hablar y nos proporcionó mucha información. Hicimos el recorrido que nos propuso por las casas señoriales (la Casa Kuschel es la más famosa), la Escalera Pasaje Ricke con sus baldosas pintadas, la estación de tren, la Plaza Princesa Licarayen con la estatua de hierro abrazando el lago y seguimos caminando por el borde del litoral del Lago Llanquihue donde nos hicimos una foto con el nombre de la ciudad.

Los días despejados pueden verse los dos volcanes que hay al otro lado del lago: el Osorno y el Calbuco. Imaginaros la vista de un lago con dos volcanes, sin duda es para quedarse con la boca abierta. El señor de la oficina de turismo nos insistió en ir al Museo de Pablo Fierro por su originalidad. Lo que no esperábamos es que fuera la casa del artista y que él mismo nos abriera la puerta. Pinta óleos con paisajes naturales y urbanos que enmarca reciclando chimeneas, ventanas, puertas, un flotador salvavidas, etc. y además guarda objetos antiguos. Todo armoniosamente colocado para que el visitante se deje llevar mirando cualquier rincón. Además, a ratos estás subiendo por un lado y a ratos bajando por el otro, incluso hay un tobogán. Ha integrado un barco, un autobús, un aula, cualquier cosa que os podáis imaginar. No cobra entrada, pero admite propinas. Incluso su hija hace galletas, alfajores y tartas que vende él mismo. No hay más personal allí. Estuvimos charlando con él y nos contó que el año pasado estuvo en España recorriendo el Camino de Santiago portugués. Le compramos unos alfajores y nos regaló un imán de uno de sus cuadros que además nos dedicó y firmó. Nos hizo mucha ilusión, no todos los días se conoce personalmente a un artista.

Al salir tomamos café en La Postal, una cafetería de Puerto Varas famosa por sus dulces.

Al lado del centro comercial hay un parque con la gruta de Nuestra Señora de Lourdes y, justo detrás un poquito más arriba, se puede visitar la Iglesia del Sagrado Corazón y seguir la ruta de las casas antiguas como la casa Horn. También merece la pena subir al Cerro Calvario, donde hay un altar, y disfrutar las vistas de la ciudad.

Si os apetece probar una bebida diferente, en Chile venden lo que denominan «mote con huesillos». Es trigo con almíbar de melocotón. No tuvimos ocasión de degustarlo, pero es algo típico de este país. También lo encontraréis en supermercados.

Esta zona de Chile está bastante más avanzada que el sur. Nos gustó el modo de vida de aquí, la naturaleza exuberante, los paisajes, no tener que elegir entre playa y montaña, las casitas con esos ventanales para comerte el mundo. Puerto Varas es la ciudad ideal, tiene de todo y es segura.

Llanquihue y Frutillar Bajo son dos de los pueblitos a orillas del lago, están muy cerca de Puerto Varas y se puede ir en los autobuses colectivos azules. La población de Llanquihue está situada frente al Volcán Osorno, a 7 km de Puerto Varas y a 19 km de Frutillar. Recorrimos la Playa de los Cisnes y el Muelle. A Llanquihue se la conoce como la ciudad de las esculturas pues hace años que se celebra un simposio internacional de escultores que permite a los visitantes participar visualmente en el proceso creativo de cada obra. Las estatuas de madera están situadas en el paseo lo que lo hace muy entretenido. Lo malo es que hay personas que se han dedicado a vandalizarlas y hay partes estropeadas. También merece la pena la Iglesia de San José de un vistoso color amarillo. A pesar de que Llanquihue tiene 16.000 habitantes y en el verano chileno sí tiene bastante turismo, cuando estuvimos nosotros no se veía prácticamente a nadie.

De allí nos desplazamos a Frutillar que se sitúa en el lado oeste del lago Llanquihue. Fue fundada en 1886 por la colonia alemana en Chile. Destaca su Teatro del Lago que recibe todo el año distintas orquestas y artistas mundialmente conocidos. Además aquí se celebra el festival de verano de Frutillar que dura dos semanas. Aprovechad a disfrutar de un café y de la tarta típica de la zona: Kuchen de manzana, también de origen alemán. Chile recibió migración alemana y su gastronomía tiene mucha influencia de allí. Justo enfrente se encuentra la Iglesia Luterana. Merece la pena pasear hasta el Muelle que, cuando estuvimos, estaba temporalmente cerrado por labores de mantenimiento y reparación. De camino podéis haceros unas fotos con un piano de cola y unas vistas impresionantes, sobre todo los días despejados que pueden verse los dos volcanes que hay al otro lado del lago: el Osorno y el Calbuco.

Puerto Montt. Desde Puerto Varas se puede tomar un autobús azul a Puerto Montt. Nos advirtieron de que aquí hay más inseguridad por la cantidad de cruceros que recibe en temporada alta que atraen a los carteristas, pero teníamos ganas de conocer esta ciudad. Visitamos el Mercado Angelmó de pescados, mariscos, quesos, especias, restaurantes, etc. Los barcos de pesca llegan hasta aquí con su mercancía y se puede ver cómo se acercan los lobos marinos a ver qué les cae de lo que desechan los pescadores al mar. A continuación, vienen las gaviotas a picotear lo que pueden. Disfrutamos un rato del espectáculo. Los mejillones que venden en los puestos son enormes. Aprovechamos para comprar centolla cocida y Merkén una especia picante con la que dicen está más sabrosa. Nos recomendaron tomarla con salsa de ají pero no la compramos porque es líquida y no hubiéramos podido llevarla en un vuelo. Al salir de allí hay un paseo muy agradable por el paseo marítimo la Costanera. Es bastante nuevo y aquí está la Terminal de Autobuses desde la que se puede tomar el autobús nocturno para ir a Santiago. Un poco más adelante hay una bandera gigante de Chile y al final del paseo hay un centro comercial. Esta ciudad nos gustó mucho y la temperatura era muy agradable, es lo que tienen las ciudades con mar. Para regresar tomamos de nuevo un pequeño autobús azul y, al llegar a Puerto Varas, entramos al mercado de artesanía situado detrás del centro comercial.

Puerto Octay es otra población a orillas del Lago Llanquihue, a 52 km de Puerto Varas. Tiene menos de 10.000 habitantes y, además de tener playas, se caracteriza por su arquitectura tradicional alemana pues en el siglo XIX hubo un llamamiento en Europa para colonizar esta zona y en 1852 se instalaron varias familias alemanas con la promesa de tierras y una vida para salir adelante. Hoy en día están más que integrados y se sienten más chilenos que los oriundos de aquí. Es por ello que hay mucha influencia en la gastronomía de la zona y en los nombres de los lugares. Visitamos la parroquia de San Agustín, dimos una vuelta por el lago que es navegable y tomamos un café. Nos sentimos muy a gusto, es una población en la que se ve a sus gentes haciendo vida en la calle, comprando, charlando, etc y todo a un ritmo que invita a la tranquilidad. Tiene montaña y playa en el lago por lo que hay gente que tiene aquí su segunda residencia pues es un lugar ideal.

Western Union: es un sistema diferente de obtener dinero en efectivo y en Sudamérica hay un montón de oficinas. Fue en Puerto Varas donde probamos este sistema por primera vez. Tarda entre media hora o una hora desde que te haces el envío on line hasta que puedes pasar a recogerlo, pero realmente nos funcionó y el cambio que nos aplicaron sin comisiones mereció la pena.

Saltos del Petrohué. Se encuentran a 50 Km de Puerto Varas, dentro del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales. El agua proviene del lago Todos los Santos y confluyen en las cascadas de agua rodeadas de bosque formadas sobre una base de lava procedente del volcán Osorno. Este caudal de agua aumenta considerablemente en invierno por la lluvia y mantiene un color esmeralda durante todo el año debido al lago Todos los Santos. Tuvimos mala suerte con el día y no pudimos disfrutar de un paseo en el entorno del Lago Todos los Santos que está un poco más adelante continuando por la misma carretera. Por ello decidimos ir a Playa Venado. Es una granja sostenible de productos típicos locales como el dulce de leche (manjar), queso, etc.

Nuestro tiempo en Puerto Varas llegó a su fin y volvimos a Santiago tomando un autobús nocturno desde Puerto Montt. Fue un trayecto de 10 horas y media muy cómodo pues son asientos cama y te ahorras una noche de alojamiento. Este paso por la capital fue meramente una escala previa a tomar el vuelo a la Isla de Pascua (siguiente entrada en el blog).

Como en Rapa Nui todo es muy caro, aprovechamos esa tarde en la capital para comprar comida, leche, bebidas, etc y meterlo en una caja que facturamos en el vuelo del día siguiente. Tomamos el metro para ir al funicular del Cerro San Cristóbal pero tuvimos mala suerte, era hora punta y, tardamos tanto en llegar, que no pudimos subir al funicular porque no quedaban tickets para bajar. Tremenda decepción porque el atardecer desde allí tiene que ser espectacular. Muy cerquita está la casa de Pablo Neruda, «la Chascona», donde vivió con su tercera esposa, así que hicimos un breve recorrido a pie por la zona en la que también se encuentra el Hotel Boutique Castillo Rojo. Merece la pena el patio Bella Vista con restaurantes, bares, tiendas, etc. Tipo centro comercial abierto.

Decir que nos apena haber pasado por Santiago de Chile sin haber estado más tiempo para conocer tanto la ciudad como sus alrededores, Valparaíso y Viña del Mar. Nunca sabremos si hubiésemos encontrado tanta inseguridad como nos dijeron y nos hubiéramos arrepentido de ir. De momento solo nos queda lamentarnos por no haber conocido esa zona. Veremos si la vida nos brinda otra oportunidad.

De vuelta de la Isla de Pascua, fuimos en avión vía Santiago directamente a Calama, en la región de Antofagasta. Llegamos agotados, sin dormir, y solo queríamos conseguir un coche de alquiler. Como recomendación, miradlo con tiempo porque nosotros lo pensamos en el último momento y casi no lo conseguimos. Podíamos haber ido a San Pedro de Atacama en autobús y contratar las excursiones desde allí si hubiéramos sabido que hacían precios especiales por packs. Pero pensamos que nos iba a salir mejor alquilar un coche, tener la libertad de ir y volver a San Pedro a la hora que quisiéramos y movernos desde allí a nuestro gusto. Calculándolo a posteriori quizás hubiera salido más barata la primera opción, pero ya está hecho y además nuestro alojamiento estaba alejado del centro y hubiéramos dependido de taxis. Finalmente tuvimos el coche cuatro días y nos supuso un precio de 317€ con seguro.

Desde San Pedro de Atacama se puede contratar un tour de dos o tres días que te lleva a Uyuni que era nuestro siguiente destino. Como alquilamos el coche en el aeropuerto de Calama, tuvimos que regresar allí a devolverlo y fuimos a Uyuni en autobús de línea. De este tour hemos leído y oído diferentes opiniones. Por un lado, merecen la pena los paisajes y lugares por los que te llevan pero, por otro lado, como incluyen alojamiento y comida, te llevan a los sitios más baratos y la gente cuenta que se pasa un frío tremendo. Nosotros decidimos recorrer estos lugares del lado chileno con el coche y no nos arrepentimos de haberlo hecho así pero cada uno decide. Por arrojar algo de luz, el tour de tres días y dos noches salía por 190 dólares por persona (abril 2025).

Valle de la Luna. El Valle de la Luna está a 13 kms de San Pedro de Atacama. Se caracteriza por sus enormes dunas, valles y colinas de sal, roca y arena. En este valle existía un gran lago pero, debido a la actividad volcánica y los aluviones, se formó la cordillera de Domeyko, paisaje que vemos hoy en día. Se formaron los valles y colinas de sal, roca y arena, en los que no hay ni flora y ni fauna y un paisaje de color tierra que nos recuerda a la luna, de ahí su nombre.

Entrada al parque: 10,80€ por persona. Es una ruta de 11 kms en la que vas haciendo paradas en los parkings habilitados para ello y, desde ahí, haces una pequeña caminata hacia cada mirador que te permite ver cada una de las maravillas de este valle.

La primera parada es en la Duna Mayor que llama especialmente la atención porque es magníficamente grande y alta, creo que nunca había visto tanta arena junta.

Otro de los grandes atractivos es el Anfiteatro Valle de la Luna, de unos 40 metros, formado por roca, sal y arena. Hay una ruta de tres miradores para verlo desde diferentes puntos. Tened en cuenta que no hay ni una sombra, todo se recorre a pie por arena bajo un sol de justicia. La siguiente parada fueron las Cuevas de Sal, parecía que estaba todo nevado. Crujía el suelo bajo nuestros pies, está tremendamente seco. Incluso se llega a una pequeña laguna de sal rodeada de paredes y, si te sitúas en el centro en silencio, oyes cómo crujen los cristales de sal a tu alrededor. Es un fenómeno curioso. Por último, se llega a las Tres Marías de cuarzo y granito. Todo brilla debido a la sal que esconde la arena.

Mirador Valle de la Luna. Por la tarde, y con la misma entrada que se compra por la mañana, está incluido el mirador del Ckary, también conocido como La Piedra del Coyote, para ver la puesta de sol. Todos los turistas terminan la excursión aquí por lo que el sitio está más que concurrido. Pese a ello, las vistas a la cordillera de la sal son impresionantes. Cuando ya se ha puesto el sol, y antes de que salga la luna, la cordillera donde se encuentra el volcán Licancabur se ve de un color rojizo precioso.

Laguna de Tebenquiche. Tiene una superficie de 1.298,61 hectáreas. Le llaman Evaporitos a la costra de sal. En verano se evapora toda el agua y solo se ve la sal. En la transición hacia el invierno es cuando empieza a haber agua. La entrada a este nuevo recinto son 6€ por persona. Se hace una primera parada en lo que llaman los Ojos del Salar. Esta planicie totalmente blanca resplandece debido a los cristales de sal.

La Laguna de Tebenquiche posee ecosistemas microbianos por lo que este área constituye un laboratorio natural de las condiciones que existían en la tierra primitiva y guarda información valiosa para entender procesos ocurridos en escala geológica. Es por este motivo que todo está limitado con senderos y no puedes salirte de ellos. En la laguna hay estromatolitos que no son compatibles con el pH de nuestra piel y por ello está prohibido meter la mano en esta agua. En uno de los carteles explicativos hemos leído que los estromatolitos son los seres vivos más antiguos del planeta. Ellos liberaron O2 generando la capa de ozono hace 3.800 millones de años dando paso a la vida. Fueron sembrados en el planeta por un meteorito y existen en El Golfo de México, Australia y esta laguna. Los estromatolitos son asociaciones de algas y bacterias que crecen en capas, atrapando sales del medio acuático que los rodea. Son una de las formas de vida más resistentes que se conocen y son capaces de generar fotosíntesis. Estos organismos contribuyen muy positivamente a generar oxígeno, reciclar nutrientes y captar carbono y nitrógeno atmosférico al agua. Nos quedamos a ver la puesta de sol y fue espectacular con las montañas rojizas al fondo y los volcanes nevados.

San Pedro de Atacama. La calle Caracoles es el epicentro del pueblo, donde se encuentran los mercadillos de artesanías, las agencias de los tours y donde estuvimos valorando si contratar el astronómico, pero tuvimos la mala suerte de que había luna llena y nos advirtieron de que no se ven las estrellas brillando en todo su esplendor. Otro plan que se fue al traste.

Casi todo el pueblo está sin asfaltar y tienen que andar echando agua en las calles para no levantar tanta arena pero igualmente sales de allí lleno de polvo de arriba a abajo. El volcán Licancabur es un cono perfecto, se puede ver desde cualquier lugar y tiene sus cumbres nevadas.

Visitamos la Iglesia, de estilo mestizo andino, data de 1557 y ha sufrido varios incendios a lo largo de la historia. Con la llegada de los españoles, este pueblo fue dominado y evangelizado. La Iglesia de San Pedro es la de mayores dimensiones entre las iglesias atacameñas.

Para comer os recomendamos La Picada del Indio por 8€, bebida aparte. Suelen estar repartiendo propaganda en la calle Caracoles y el restaurante está en una de las perpendiculares.

Géyser el Tatio. Hay que levantarse a las 5h para recorrer la Ruta del Desierto en dirección al Géyser El Tatio al que se llega sobre las 7:15h. A ratos el coche nos marcaba una temperatura de -10 grados y llegamos allí a -7 grados. Tremendo frío hasta que empieza a levantar el día y va calentando el sol. San Pedro está a 2.200 metros de altura y El Tatio a 4.300. Llevad infusión y caramelos de coca, los podéis comprar en San Pedro. Se puede respirar, pero la sensación que tuvimos al caminar a tanta altura es como que vas un poco de lado, como cuando en el supermercado el carro tiende a ir hacia la izquierda. En el ambiente huele un poquito a azufre.

El Tatio es el grupo más grande de géiseres del hemisferio sur y el tercero más grande del mundo, tras Yellowstone y la Reserva natural Kronotski. Las piedras cercanas al agua están calentitas, incluso vimos gente sentada en el suelo para sentir el calor. El agua no hay que tocarla porque está ardiendo y te puedes quemar. El líquido que salpican estas fumarolas se transforma en vapor y está a más de 85 grados. De hecho, nos contaron que hace tiempo una señora quiso acercarse mucho a hacer una foto y murió quemada. El marido trató de ayudarla y acabó con quemaduras graves, pero sobrevivió.

En el camino de vuelta vimos vicuñas. Es un animal que vive por encima de los 4.000 metros de altura.

Vado Putana. Volviendo de los géiseres, vamos haciendo varias paradas en la carretera como en este humedal del río Putana en el que hay bastantes flamencos. Desde este Vado puede verse el hermoso paisaje de la cordillera, el volcán Putana y la laguna con su abundante fauna y flora local. Se pueden observar patos, gaviotas del desierto, flamencos andinos, vicuñas silvestres y toda una variedad de aves. En temporada de verano también se encuentran flamencos pero nosotros tuvimos la suerte de verlos.

Machuca. Pueblo andino de 20 casas y una iglesia. Es una iglesia pequeña con un retablo de flores de colores y sus pobladores la usan a diario para pedirle a la Virgen que no falte el agua, que los turistas visiten el pueblo y compren su artesanía. La Iglesia está dedicada a la Virgen de la Candelaria de Tenerife, el párroco nos contó que hace poco hicieron un viaje allí para conocer la original. También está dedicada a Santiago apóstol y a la Virgen del Pilar.

Mirador Quebrada Escalera. Desde aquí se puede ver esta garganta del río Puritama en su curso hacia su desembocadura en la cuenca endorreica (cuenca de un río que no tiene salida al mar, sino que desemboca en una laguna interior) del Salar de Atacama.

Purilibre aguas termales. El río Puritama tiene unas aguas que poseen una agradable temperatura que va desde los 32°C en las zonas más altas hasta los 24°C en los puntos más bajos y alejados gracias a la cercanía del Volcán Licancabur. Hay dos maneras de disfrutar estas aguas termales, las Termas de Puritam, en las que se paga una entrada, y la de venir por este sendero a Purilibre a bañarte por tu cuenta. El lugar está marcado en Google Maps.

Calama. Abandonamos San Pedro de Atacama, estos cuatro días se nos pasaron volando. Volvimos a Calama donde devolvimos el coche de alquiler y aprovechamos la tarde para pasear por la ciudad, es una cuadrícula enorme y tiene aspecto de ciudad industrial, no es bonita pero tiene calles peatonales con comercio. Allí hicimos una noche porque a las 6:00h salía el autobús semicama a Uyuni, Bolivia. Son 7 horas de viaje. Como resumen comentar que Chile nos pareció un país muy hermoso, nos sorprendió lo caro que es, pero merece mucho la pena visitarlo. Esperamos que os animéis a recorrerlo y preguntadnos cualquier duda que tengáis. Gracias por haberos detenido un ratito a leernos y ojalá os haya resultado de interés.

Entradas relacionadas:

Comparte esto:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.