Resulta extremadamente difícil describir con palabras las sensaciones y sentimientos que nos invadieron durante nuestra corta visita a este lugar tan icónico. Monasterios suspendidos en el cielo, nubes de algodón que circundan cada elevación, calma conmovedora que lo inunda todo a pesar de los rebaños de turistas incesantes. Un destino abrumador y fascinante del que da mucha pena marcharse y que deja una huella imborrable en nuestra memoria.
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