Uzbekistán: Jiva en día y medio

Jiva, o Khiva, es la población del circuito turístico de Uzbekistán situada más al oeste del país sin contar con los restos de barcos varados en lo que fue el Mar de Aral. Está muy cerca de Turkmenistán. A una hora en coche tiene el aeropuerto internacional de Urgench (UGC) que utilizamos para volver a España vía Estambul puesto que nuestra ruta fue de este a oeste.

Para venir en tren desde Bujará, hay que tomarlo a las 4h de la madrugada porque sale de Tashkent y es a la hora que pasa por allí. Lo estuvimos valorando pero al final decidimos contratar un taxi con la empresa islambektravel que nos recogió en el alojamiento de Bujará y nos dejó en el de Jiva. El precio fue de 69$ y el trayecto fue aproximadamente de 6 horas con tres paradas: una para tomar un café, otra para repostar y otra para comer, en la que invitamos al conductor. Nos alojamos en Madrasah Polvon-Qori situada al lado de la puerta este justo antes del acceso al casco amurallado. Una antigua escuela coránica, con sus celdas convertidas en habitaciones, creando un ambiente muy acogedor y cálido. Curioso fue escuchar flamenco cuando nos estábamos instalando y es que nuestra estancia coincidió con una Muestra Internacional de Folclore y estaba ensayando España en ese momento.

El casco histórico de Jiva es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se denomina Itchan Kala, tiene 105.000 metros cuadrados, y está rodeado de una gruesa muralla de adobe de 2.250 metros de longitud a la que se puede subir a disfrutar de las vistas. Nosotros lo hicimos al atardecer. Habíamos leído que el viaje iba de menos a más y, aunque Jiva mereció la pena, en algún momento tuvimos la sensación de estar en el decorado de un parque temático, al fin y al cabo la ciudad amurallada fue reconstruida en la década de los 70. Aunque estuvimos dos noches en la ciudad, un día y medio fue el tiempo que tuvimos para recorrerla.

Se dice que Jiva fue fundada por Sem, hijo de Noé. Está situada entre dos desiertos y es una ciudad amurallada típicamente persa con cuatro puertas de entrada en los puntos cardinales. Las puertas este y oeste son peatonales y, si no está abarrotado, se puede ir caminando de una a otra en 12 minutos aproximadamente. Las puertas sur y norte son de entrada y salida de vehículos.

El casco histórico, Ichan-Kala, cuyas principales edificaciones fueron levantadas entre los siglos XVII al XIX, alberga mezquitas, madrasas, miravetes, palacios y mausoleos además de una buena colección de esculturas en sus calles y plazas que os animamos a localizar. Encontraréis todo tipo de puestecillos para comprar recuerdos. Todo ello convierte a Jiva en un museo medieval al aire libre.

Camino de la Ruta de la Seda, aquí llegaban las caravanas para comerciar, descansar e intercambiar productos, cultura y ciencia aunque también hubo un mercado de esclavos a quienes se utilizó para levantar las murallas. Este mercado de esclavos estaba situado en la puerta este y se mantuvo activo hasta el siglo XIX.

Aunque el acceso al recinto histórico es gratuito, para entrar a los monumentos hay que adquirir un bono de 200.000 som por persona (15€ en el año 2024) en unas casetas que encontraréis antes de la entrada oeste. No obstante, luego nos encontramos con que en los monumentos más populares cobraban una tasa adicional, lo cual nos pareció una tomadura de pelo. Podéis recorrerlo en el orden que queráis, dejaos llevar y disfrutad de cada uno de los rincones como si fuerais en la alfombra de Aladdin flotando en el escenario de las Mil y Una Noches.

Pasamos a describir nuestras visitas en el orden en que lo hicimos aunque no necesariamente tiene que ser el vuestro. Los hemos indicado en rojo en el plano de Jiva que os dejamos aquí.

Fue construida a mediados del siglo XIX pero no se puede visitar. Es de color blanco y tiene una pequeña cúpula. La encontraréis a la izquierda nada más adentraros por la puerta este.

Entrando por la puerta este y girando a la derecha llegareis a este caravasar. Construido para alojar a los comerciantes de la Ruta de la Seda, en el que podían almacenar sus productos y también hacía las veces de mercado donde los vendían.

Civitatis

Ark en uzbeco es muralla así que este palacio tenía la suya propia dentro del casco histórico. Fue residencia de los khanes (gobernantes) de Jiva. Disponía de salones, mezquita, harem, establos y talleres. El edificio Kurinishkhona es característico por sus estrechas columnas de madera. En su gran patio interior en una base circular elevada encontramos una yurta, fue la única que visitamos por dentro en nuestro viaje. En el recorrido encontramos un cine de verano al aire libre. Queríamos subir al observatorio que está situado en la esquina del castillo, denominado Ak Sheikh-Bobo, para contemplar las vistas al atardecer pero ese día no lo conseguimos.

Al volver al exterior encontraréis la escultura de dos niños comiendo una rodaja de melón en la puerta del Monetnyy Dvor Khorezma que actualmente es un museo de cera al que no entramos.

Nuestra elección para la cena. Está fuera de la ciudad amurallada saliendo por la puerta oeste, tiene un gran patio y allí podéis degustar los famosos tallarines verdes de Jiva. También disfrutamos de una fuente de pescado frito pues el resto del viaje solo habíamos comido carne.

Al día siguiente, antes de que hiciera demasiado calor, fuimos directos a la Torre Islam Khodja. Su precio son 100.000 som por persona y desde arriba se puede divisar toda la ciudad amurallada. Este minarete es del siglo XIX y tiene casi 57 metros de altura. Se intercalan bandas horizontales de azulejos de color azul y blanco entre su construcción de ladrillo.

Originaria del siglo XVIII, se encuentra en medio de Itchan Kala en su calle principal. Tiene el suelo de madera y un gran patio con 218 columnas, todas diferentes pero con una forma muy característica: base de piedra y sobre ella una pieza muy estrecha sobre la que descansa una columna de madera mucho más gruesa. La madera está tallada con diversos dibujos realizados por los artesanos de Jiva.

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El patio interior de este mausoleo está repleto de alfombras.

Fue mandada construir por Mohamed Rakhim Khan, gobernante del kanato de Jiva, tenía estudios y fue mecenas tanto de poetas como de científicos. Es una de las más grandes de Jiva y se caracteriza por tener dos patios en vez de uno. Tiene una torre en cada esquina con cúpulas de color verde. Su interior albergó una gran biblioteca y actualmente hay una galería de pintura que recorrimos.

Sin duda para nosotros es el símbolo de Jiva porque, si cerramos los ojos y nos imaginamos allí, es lo primero que nos viene a la mente. Se construyó por orden de Mohammed Amin Khan, es del siglo XIX y tiene 30 metros de altura aunque, según el proyecto inicial, debía haber sido mucho más alta. Lo que más llama la atención es su preciosa decoración de franjas de azulejos de colores. 

A los pies del minarete encontraréis otra escultura muy característica de dos hombres riendo sentados en un tapchan.

Data del siglo XIX, es la más grande de Asia Central, con 125 habitaciones o celdas, tenía capacidad para 260 estudiantes. Es de ladrillo decorado con azulejos azules. Tiene una torre en cada esquina. Hoy en día es un hotel por lo que no accedimos a su interior. En su lateral, antes de traspasar la puerta oeste hacia el exterior, encontraréis la que quizás es la escultura más grande de Jiva, con tres camellos, monumento a la Ruta de la Seda.

Más o menos enfrente de la Mezquita Juma se encuentra esta famosa tetería en la que hicimos un descanso recostados en un tapchan.

El acceso requiere un ticket extra y, en un primer momento, nos resistimos a ello pero es uno de los mausoleos que más merece la pena visitar. Pahlavan Mahmoud, hijo de artesanos, fue poeta, filósofo y guerrero, y su fama traspasó fronteras, tanto es así que los luchadores profesionales iraníes le rezan antes de los combates. Se le denomina complejo porque alberga mausoleo (con la única cúpula azul que encontraréis en Jiva), madrasa, mezquita, alojamiento para peregrinos e incluso para las personas que se quedaban ciegas por culpa de las tormentas de arena. La cúpula del interior del mausoleo es de una tremenda belleza. En la parte de atrás encontraréis la necrópolis de los khanes de Jiva que se fue ampliando poco a poco.

La plaza principal de Jiva se denomina Palvan Darvoza y, al caer el sol, se convierte en un auténtico espectáculo nocturno de luz y sonido que no os podéis perder. Podría parecer que estamos en una auténtica discoteca medieval porque las luces van del azul al rojo pasando por el verde y el amarillo. Está compuesta por dos madrasas que están elevadas y la calle que las atraviesa está en un nivel más bajo. Las encontraréis al entrar por la puerta este: 

Construida por orden del gobernante Allakuli Khan, fue un gran centro educativo islámico. En la parte baja se situó la biblioteca y hoy en día es el Museo de la Historia de la Medicina Ali Ibn Sina. Es una maravilla arquitectónica de formas geométricas finamente decorada y tiene una ornamentada fachada de mayólica azul, negra y blanca.

Justo enfrente de la anterior. Se construyó en el lugar donde anteriormente hubo otra madrasa y fue la primera en Jiva en tener dos alturas. Construida por orden de Kutlugmurad Inak que está enterrado allí.

La entrada al restaurante está precisamente en la calle entre estas dos madrasas. Comimos muy bien aunque el servicio es un poco lento.

Data del siglo XIX, mandado construir por Allakuli Khan bajo cuyo reinado Jiva se desarrolló notablemente a nivel cultural y de este modo atrajo la visita de personalidades del mundo de la ciencia y las letras. Para recibirlos se construyó este palacio finamente decorado y elegantemente amueblado. El palacio se organizó en una zona para el Khan y su familia, otra para recibir y alojar a sus invitados y una tercera en la que estaba la sala de audiencias. Todo ello conectado por pasillos. Sin duda la habitación más impactante es el dormitorio del Khan que conserva los muebles y cama originales. El techo y las paredes son un deleite para la vista. Todas las ventanas tienen las rejas de cobre. También había habitaciones para el harem compuesto por sus cuatro esposas y las concubinas. El gran patio está decorado con azulejos de color azul con dibujos geométricos. Aquí volvemos a encontrar las columnas con base de piedra, una pieza más estrecha sobre ella y luego la columna más gruesa en madera labrada. Las bases redondas de sus patios servían para la instalación de yurtas.

Dedicamos un rato de la tarde para recorrer Itchan Kala por el interior y conocer sus cuatro puertas. Íbamos buscando un gran cartel de azulejos con la Ruta de la Seda pero, en la última restauración de la zona, lo retiraron.

La muralla de la ciudad y a la que aprovechamos para subir al atardecer. Tiene 2.250 metros de longitud, una altura de casi 10 metros y un grosor de casi 6. A ratos, tuvimos la sensación de que estaba hecha antes de ayer pues parece muy actual. Existen dos posibilidades de entrada a diferente precio. Una más cara en la que puedes disfrutar de una vista privilegiada del atardecer y otra más económica de 20.000 som por persona que se adquiere en la puerta norte y te permite llegar hasta el lateral y tomar unas fotos de Itchan Kala desde arriba. Sin duda una estampa típica de Jiva para llevarnos de recuerdo.

Aunque nosotros no tuvimos más tiempo, nos hubiera gustado realizar la excursión al Mar de Aral que fue uno de los lagos más grandes del mundo. Hoy en día está seco en la parte uzbeka por la desviación de agua para el riego desmesurado de los campos de algodón, hecho que se ha convertido en uno de los mayores desastres medioambientales de la historia reciente, tan solo queda agua en el norte en la parte perteneciente a Kazajistán. Allí encontraréis los restos de los barcos que quedaron varados. Hoy en día se le conoce como el cementerio de barcos, en Moynaq.

Una de las opciones para llegar allí es con la excursión que ofrece Civitatis, donde además tendréis la oportunidad de alojaros en un campamento de yurtas y llevaros una experiencia única e inolvidable.

Y hasta aquí nuestra incursión por Uzbekistán, un país que nos ha sorprendido, por lo diferente a todo lo que hemos visto hasta ahora, y con muy buenas sensaciones. Sin duda no os dejará indiferentes.

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2 comentarios

    1. ¡Muchas gracias! comprendemos que hay mucho detalle de monumentos pero todos ellos están dentro de su caso histórico y nos gusta hacer una breve descripción de cada uno, que no aburra pero que informe. Así resulta ameno al lector e ilustra al que vaya a ir. Abrazo

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