Creo que todos somos conscientes de esos pequeños detalles que nos gustan cuando viajamos y, al revés, de esas cosas que nos molestan.
Que sea complicado averiguar cómo hacer una cosa u otra es terrible porque en general no estás una semana en el mismo destino, necesitas que las cosas sean sencillas. Voy a intentar resumir ese tipo de detalles para intentar que mejoremos cada uno desde nuestras posibilidades.
Que un sitio tenga oficina de turismo en el lugar adecuado es importante. A veces estás viajando por tu cuenta en tu propio coche y la oficina de turismo está en un lugar peatonal o en un sitio donde no puedes parar un par de minutos para solicitar un mapa y un folleto con lo que hay que visitar en la zona. Este es un error que podría solventare en cualquier ciudad teniendo una oficina de turismo céntrica y otra en la entrada a la misma. Así podrías pedir información tanto si viajas en coche como si vas en viaje organizado. Además es importante que en estas oficinas haya personal que hable, al menos, inglés. Nos guste más o menos, se ha convertido en idioma universal y, llegar a un sitio a pedir información y que sólo hablen el idioma local, es desesperante. Además deberían estar lo suficientemente informados de lo que hay que visitar en esa zona. A veces te encuentras con personal que no tiene ni idea y te das cuenta que estás más informado tú que ellos.
Tengo una anécdota personal respecto a Pompeya. Cuando fui todavía no había navegadores ni móviles con internet, me desplacé una mañana en mi coche desde Roma y nadie me supo indicar dónde estaba la entrada para visitar las ruinas, y por supuesto no había señales que lo indicaran. Todavía no puedo creer que nadie supiera decirme dónde estaban ¿a qué creen que van los turistas allí? Conclusión, me volví sin verlo porque, cuando lo encontré, cerraban en 15 minutos y me prohibieron la entrada. Del enfado juré que no volvería y así ha sido.
Que llegues a una población bien o mal señalizada es el día y la noche. Si un lugar quiere volcarse con el turismo, es lo primero que debe revisar. Imagina ir por un sitio desconocido buscando el lugar famoso/imprescindible de allí y que no haya ni una señal que lo indique. Es desesperante, sobre todo, si no puedes comunicarte con la gente.
También te encuentras lugares bien señalizados pero el camino tiene un mantenimiento deficiente, un acceso terrible y/o temes por la salud de tu coche.
La amabilidad de la gente influye mucho pero ahí los gobiernos o ayuntamientos tienen menos culpa. No obstante, la educación cívica para recibir turismo es muy importante. En un país como el nuestro ni os cuento. Deberíamos tender a la excelencia. No se puede pretender exprimir a todo el que venga sin ofrecerle calidad a cambio. Porque vendrán una vez a ver nuestro patrimonio pero, volver o no, dependerá de cómo se sientan tratados. Y debemos ser empáticos, tener la suficiente habilidad de saber cómo nos gustaría que nos trataran a nosotros en un lugar donde no conocemos el idioma y actuar en consecuencia.
Este año que hemos visitado China, hemos sido muy conscientes de todo ello. Sólo comíamos en restaurantes que tuviesen la carta subtitulada en inglés o con fotografías de sus platos porque, si no, no sabíamos qué pedíamos. También es importante ofrecer platos típicos del lugar porque, al fin y al cabo, es lo que vas buscando. Imagina ir a Segovia y no encontrar un sitio donde degustar el cochinillo.
También nos pasó con los billetes de metro. Estaba explicado de tal manera –en las máquinas expendedoras- que no supimos entenderlo a la primera y tuvimos problemas en la siguiente estación. A nadie nos gusta sentirnos como Paco Martínez Soria en “La ciudad no es para mí”.
También ocurre con calles que a determinada hora se convierten en peatonales. ¿Lo indican bien? Porque a nosotros nos han llamado la atención en algún sitio por este tema y nos señalaron un cartel que ponía “zona 1”. ¿De verdad en ese país pensaban que somos adivinos y sabíamos que la “zona 1” era para residentes a partir de cierta hora? O que se pueda o no aparcar en ciertos sitios y luego te encuentras el coche con un cepo amarillo en la rueda. Esto último lo sufrí en Bratislava y me lo habían aconsejado en la oficina de turismo.
Que intenten sablearte también lo detectas enseguida. Hay lugares que te venden la entrada, para nada barata, y arréglate como puedas. Si pides un mapa del lugar que vas a visitar te ofrecen una fotocopia y pagando. Los que hayan visitado Sicilia se sentirán identificados.
Lo mismo en los restaurantes. Si pides consejo para que te orienten porque no sabes qué pedir o cómo son de grandes los platos, no te gusta que te engañen para que gastes más. Cuidemos los detalles. Pongámonos en la piel del turista que ha venido a conocernos y a gastarse un dinero.
Todo esto repercute en el futuro. Y más ahora que hay plataformas como TripAdvisor en la que puedes leer opiniones anteriores.
Que las calles estén con sus nombres cuando corresponde también es importante cuando estás leyendo un mapa.
Que cada lugar tenga una página web en condiciones que sea sencilla de manejar para encontrar la información es fundamental. Siempre pongámonos en la piel del que no nos conoce y necesita localizar lo que busca.
No intentemos aprovecharnos del turista. No es tonto y no hablará bien de nosotros si nos aprovechamos de él o tiene dificultad para moverse porque no le indicamos como es debido. Seamos cívicos y mantengamos los lugares adecuadamente, cuidemos la limpieza, ofrezcamos calidad, seamos amables.