Viajando por España a nuestro aire

Esta reflexión no la aplico a viajes por el extranjero por los motivos que expongo en esta entrada. Tampoco para viajes organizados en los que no eliges tú.

De siempre, cuando viajaba, me estresaba intentando verlo todo, me informaba antes de salir y, en destino, en oficinas de turismo de todo lo que había que ver y visitar, no fuera a ser que me dejara algo sin ver. Sacaba tiempo de debajo de las piedras para no dejarme nada.

Madurando y a través de la experiencia, la vida es corta, cierto, pero lo suficientemente larga para tener la oportunidad de volver al mismo lugar en una semana de vacaciones, un puente, un fin de semana.

De lo que me he dado cuenta viajando es que cometía el error de querer verlo todo y se me pasaba por alto disfrutar el sitio.

Ahora soy de la opinión de ver lo imprescindible o lo que más te atrae del lugar en cuestión y que te dé tiempo a disfrutarlo, a vivirlo, a formar parte de él.

Recuerdo las dos primeras veces que estuve en Andalucía: una con mis padres y otra de viaje de estudios al terminar el bachiller. En ambas ocasiones recorrí una región de diez provincias en 10 días ¡toma ya! Como si no hubiera un mañana. Y creo que este error lo cometemos muchos.

He cambiado y esto me lo ha hecho ver mi marido que, menos mal, es menos nervioso que yo. Ahora, cuando vamos a Andalucía, estamos una semana en una provincia. La recorremos a nuestro ritmo y la saboreamos ¡vaya que si la saboreamos! En el sentido literal. Y con el resto de España igual.

Es más, para alojarnos, preferimos escoger una localidad que nos haga de “centro de operaciones” y movernos desde allí.

¿Por qué? Por la comodidad de deshacer la maleta y no estar itinerantes durante siete días. Preferimos hacer de ese alojamiento “nuestro hogar” durante ese tiempo.

Solemos decantarnos por Aparthotel por varios motivos: tiene cocina, es más grande y dispone de los servicios de un hotel. Importante es que tenga lavadora, así no tienes que llevarte un maletón y puedes lavar en caso de una mancha, e incluso traer la ropa limpia a casa.

Civitatis

Hace tiempo que nos hemos dado cuenta que no es más caro que un hotel y realmente tienes más metros cuadrados por lo que estás más cómodo. Pero, sobre todo, el tener cocina nos da más libertad: desayunamos antes de salir, en pijama, y sin depender de horarios, y podemos cenar también allí a la vuelta de una excursión, cuando estás cansado, después de una ducha y no tienes la obligación de salir a cenar. Además puedes tomar algo más ligero.

El centro de operaciones, como lo llamamos nosotros, debe reunir varias características: que nos permita ir y volver cada día, es decir, que esté más o menos en medio de lo importante, que sea un núcleo poblacional medianamente grande, con supermercado, centro con algo de ambiente, si es una provincia con mar preferimos que tenga playa, que no haya dificultades para aparcar.

Nos informamos de las visitas que se pueden hacer tanto en ciudades como en el campo (paisajes, caminatas, etc). Recorridos guiados caminando, en bus con audio-guías, freetours, las que salen de las oficinas de turismo, las teatralizadas. Realmente hay muchas opciones en cada sitio. Seleccionamos la que más nos interese y nos adaptamos al horario y el día que mejor nos venga. Hay que ser precavido con los días de cierre de sitios que se quiera ir. Incluso hay que tener en cuenta si son fiestas en el sitio donde vas. A veces también puede ser interesante coincidir con una feria.

Otra cosa que miramos siempre es el calendario de mercadillos de la zona. ¿Por qué? Porque el día de mercadillo en cualquier sitio es un día más animado, con más ambiente. Es un aliciente más para dar una vuelta e incluso adquirir algo típico, sobre todo, los que venden alimentos del lugar. Nos gusta darnos una vuelta por ellos, sentarnos en una terraza de una calle peatonal a tomar algo y disfrutar del ambiente, entrar en un mercado o supermercado y ver qué venden allí, preguntar a la gente dónde comer.

Mercadillosemanal

No somos muy exigentes en este punto. No buscamos sitios muy elegantes para comer, preferimos un sitio de toda la vida con productos de calidad, aunque las mesas sean de formica, las paredes de baldosa y las servilletas de papel.

Somos conscientes de que preferimos viajar más a precios moderados que tirar la casa por la ventana una vez al año.

También elegimos no verlo todo y disfrutar de lo que visitamos, hablar con la gente, desplazarnos a comer a un sitio que merezca la pena, desviarnos de lo planificado y hacer algo improvisado.

No nos gusta hacer un maratón de viaje sin dejarnos nada y llegar agotados a casa sin haber tenido la sensación de haber estado de vacaciones.

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  1. Yo alquilo un apartamento donde quepamos con los 3 críos, donde se que ahí puedo hacer las comidas que les gusten. Y desde ahí, sobre la marcha, buscar sitios y actividades que hacer en el día.

    1. Estoy de acuerdo. Sé que hay viajeros que prefieren hotel para no tener que hacer nada y que sean vacaciones para todos, pero a nosotros, tener cocina, nos da libertad: de comidas, de horarios, de no tener la obligación de salir cuando estás cansado. Además siempre hay más espacio en un apartamento que en una habitación de hotel. E incluso puede salir mejor de precio.

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